Bienvenidos de nuevo. Hoy voy a presentaros la sesión que hemos tenido acerca del autorretrato.
El autorretrato es una forma de expresión artística que permite a los creadores indagar en su identidad y emociones a través de su propia imagen. Más que una simple representación visual, el autorretrato se ha convertido en una herramienta de autoconocimiento y expresión personal, reflejando no solo la apariencia del artista, sino también sus pensamientos y sentimientos.
A lo largo de la historia, el autorretrato ha cambiado en función de los contextos culturales y estilísticos de cada época. Durante la Edad Media, los artistas rara vez se representaban a sí mismos, pero con el Renacimiento, esta práctica cobró mayor importancia. Alberto Durero fue uno de los pioneros en este campo, creando autorretratos con un alto nivel de detalle y explorando la introspección personal a través de su imagen (Gombrich, 1997).
Más adelante, en el siglo XIX, artistas como Gustave Courbet utilizaron el autorretrato para transmitir emociones intensas. En "Autorretrato, el desesperado" (1843-1845), Courbet juega con luces y sombras para resaltar la angustia y desesperación que se reflejan en su rostro (Nochlin, 1971). Luego, en el siglo XX, el expresionismo llevó esta práctica a un nivel más subjetivo y emocional, como se puede ver en "Autorretrato con chaleco amarillo" (1914) de Egon Schiele, donde su mirada intensa y su trazo enérgico evidencian su estado emocional (Whitford, 1981).

Figura 1: Autorretrato de Egon Schiele. Schiele, E. (1914). Autorretrato con chaleco amarillo. Leopold Museum, Viena.
Una vez contextualizada la temática de la clase os cuento como lo llevamos a la práctica.
Para realizar el autorretrato, nos basamos en un selfie que nos hicimos el otro día. A partir de esa imagen, fuimos trazando líneas paralelas por el folio para asegurar la simetría entre los lados de la cara. Este método nos ayudó a mantener las proporciones y a capturar con mayor precisión nuestros rasgos faciales. Además, analizamos las distintas formas de la cara, los ojos, la nariz, la boca y otros detalles faciales, comprendiendo cómo cada uno de estos elementos puede variar de una persona a otra. Este ejercicio nos permitió observar cómo las características individuales influyen en la representación visual y cómo podemos reflejar esas diferencias en el dibujo.
Finalmente, el profesor nos dio un minuto y medio para colorear el retrato, lo que nos desafió a trabajar rápidamente y a seleccionar los colores que mejor representaban nuestra imagen en un tiempo limitado.
Algunas fotos del proceso:
Referencias
Gombrich, E. H. (1997). "La historia del arte". Phaidon.
Nochlin, L. (1971). "Realism". Penguin Books.
Whitford, F. (1981). "Egon Schiele". Thames & Hudson.
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